El futuro de las grandes urbes.
León, una ciudad de altura

En los últimos años el crecimiento horizontal de las ciudades, aunado al aumento de la población y la migración ha significado una desmedida explotación de los recursos naturales y la tierra.

Este tipo de crecimiento ha forzado extender las ciudades de tal manera que se ha producido un grave impacto en el medio ambiente resultando en poca sostenibilidad, desplazamientos cada vez más largos, contaminación, encarecimiento de los servicios públicos y por supuesto, un impacto negativo en la calidad de vida de los habitantes de estas grandes ciudades.
Ante este panorama, es de vital importancia preguntarnos: ¿Es este el modelo de ciudad y de vida que queremos para nosotros y para nuestros hijos?

El modelo vertical

El modelo de extensión vertical es totalmente amigable con el medio ambiente pues la naturaleza de su estructura abre paso para conservar los espacios verdes.
En nuestro país, la Arquitectura Vertical bajo este modelo de sustentabilidad, comienza a cobrar importancia, no sólo para dar lugar a una nueva forma de habitar el espacio, sino también para redefinir lo que es tener calidad de vida.
Se trata de una alternativa que optimiza el tiempo y el espacio a través de la cercanía y la conectividad para que los habitantes cubran todas sus necesidades sin necesidad del automóvil.

Beneficios de la Arquitectura Vertical

La arquitectura Vertical destaca por las siguientes ventajas:
  • Movilidad y cercanía, ya que se encuentra en un sitio que lo tiene todo: servicios comerciales, centros de trabajo, vías de circulación e infraestructura de primera.
  • Aumento de la calidad de vida. Al estar todo cerca, se puede llegar caminando a todas partes y lo mejor, es que el estrés por el tráfico desaparece. Cuenta con amenidades de clase mundial que le hacen a sus habitantes la vida más fácil y por supuesto, totalmente pet friendly.
  • La vida en comunidad es otro aspecto que brinda seguridad a sus habitantes, pues en él encuentran gente en la que pueden confiar y sentirse cobijados.
  • Ahorro real. Existe ahorro en el bolsillo de los habitantes, ya que el pago de mantenimiento y servicios en un complejo vertical se reduce significativamente. Al estar cerca de todo, se reducen también los gastos por transporte, combustibles, pero sobre todo, de tiempo en traslados y al reducirse el uso del automóvil, los habitantes contribuyen al cuidado del medio ambiente.

La Nueva Normalidad

No cabe duda que el mundo ya cambió, y con él, cambió la vida como la conocíamos. A partir de ahora, ya no se trata sólo de crear edificios para resolver el problema de la sobrepoblación, es necesario ir más allá.
“La nueva normalidad” nos exige un cambio radical de mentalidad, de percepción y de acción en todos los aspectos de nuestras vidas.
La meta es tener espacios sostenibles, capaces de dar a las personas una calidad de vida sin igual, y el primer paso es, precisamente, el de empezar por aprovechar el espacio de forma eficiente a través de visionarias soluciones basadas siempre en el respeto a la naturaleza y el toque humano.
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